Más de diez años, tal vez quince, que se remodeló parte de la nacional I para hacer la vía de servicio y mejoras en varias entradas a urbanizaciones. Se realizaron varias expropiaciones y en una de ellas, a la altura de Valdelagua, se produjo un hecho que se me quedó marcado en la retina.
Había una impresionante encina en uno de los terrenos expropiados y el dueño en un intento de que no pasara a la historia decidió transplantarla a unos 100 metros de distancia. El echo no pasó desapercibido, saliendo en prensa, no solo por lo complejo del trasplante, también por el coste y las pocas posibilidades de éxito. Pelaron la encina, hicieron un enorme agujero a su alrededor para cortar lo mínimo las raíces y con una enorme grúa procedieron al cambio de lugar.
Hay se quedó para casi todos. Yo no conocía a aquel hombre, no conocía sus razones, ni su relación con aquella encina pero aquella locura, aquella lucha por salvarla, me marcó. Cada vez que paso por allí mis ojos buscan la seca encina, hace poco que cayó.
Las luchas, pequeñas o grandes, colectivas o individuales, consigan su objetivo o no lo hagan, siempre quedan.
Hace cuatro años nosotros tuvimos la nuestra. Estuvimos 36 días de huelga. Casi 400 trabajadores nos unimos para defender nuestros derechos, aunque la empresa los llamara privilegios. De aquella batalla no sacamos todo nuestro objetivo, no cedimos nada de nuestro tiempo de toma y deje pero perdimos 325.000 euros (15 minutos diarios) que todavía nos pesan.
A raíz de ahí, nuestra lucha ha continuado en los juzgados por los continuos ataques a nuestros derechos: la fiesta de los niños, reclamaciones para recuperar antigüedad, viajar en el Premium, jornadas totales en huelga, días libre generados en huelga, carga de maletas en Premium, horas de presencia, igualdad de las condiciones de todos los trabajadores, pago a interventores, reclamaciones de cantidades, sanciones, etc….
Después, nuestra lucha ha seguido en la inspección por los continuos ataques de nuestros derecho con demandas; por retraso en el pago de nóminas, para que se nos facilite volantes para asistir a la mutua, retrasos en la entrega de contratos, dotación de comedores, imposición de reclamaciones mediante JIRA, falta de calidad en uniformidad, reconocimientos después de una baja prolongada, baños para el servicio urbano, falta de partes de trabajo, desglose de las nóminas en los compañeros de convenio, etc…..
No siempre conseguimos nuestros propósitos pero vuestro empuje nos ayudaba a continuar nuestra batalla.
Para algunos aquella huelga pasara desapercibida, pero otros todavía nos la recuerdan con admiración. De aquella sacamos mas que perdimos, sacamos unión, aunque algunos continúen dinamitándola, sacamos fuerza para continuar defendiéndonos, sacamos experiencia y en mi humilde opinión DIGNIDAD.
Estoy seguro que muchos de nosotros la recordaremos dentro de muchos años con orgullo, estoy seguro de que a otros muchos les habrá servido de guía, les habrá marcado como a mi lo hizo la lucha por salvar aquella encina centenaria que cayó pero que dejo semillas no olvido.
UNIÓN Y TRABAJO CONSTANTE
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